Siento olor a carne cruda. No es carroña, no está podrida. Es carne nueva, recién cortada, y debe estar cerca, porque el olor impregna toda la casa.
Busco por todos lados. No encuentro nada. Siento como si hubiera un matadero frente a la casa, o en la casa misma.
Entro a bañarme, enciendo un sahumerio, pero el olor es cada vez más fuerte, lo siento en las manos, en el pelo.
Carne cruda, nueva, recién cortada.
Pregunto a los vecinos. No han comido carne. Decido leer, no puedo. Trato de dormir.
A la mañana el olor es a podrido, ese olor ácido me golpea. Me descompone.
Pido que alguien saque esa carne del sol. Se ha vuelto insoportable. Vomito.
A la noche suena el teléfono. Me dicen que ha muerto. Recién hoy lo encontraron. Desde hace dos días no sabia de él.
El cuerpo está impresentable: no habrá velorio.
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